lunes, 9 de febrero de 2015

ORACIÒN DE LOS POBRES

Dios mío perdona a todos aquellos que solo llegan al poder para saciar el hambre del poder político y más aún de poder económico, aquellos que llegan acompañados de la corrupción y de la deshonestidad.

Cuantos millones de pesos se gastan en campañas los políticos para poder llegar a ser Presidentes de la República, Gobernadores de los estados, Senadores, Diputados Federales, Diputados Locales, Presidentes Municipales y hoy en día hasta los Regidores, los politiquillos del sótano, pero quienes también inician con la escuelita de sacar las uñas y tener dinero de manera fácil.

Después de llagar al poder viven como Reyes Inmortales e Intocables saciando sus caprichitos, adquiriendo grandes mansiones, terrenos de alto valor, autos de lujo, joyas, cuentas bancarias, yates y sin faltar la rienda suelta a sus más bajos instintos, el alcohol, juegos de azares, sexo en donde cuentan con un Harem de hermosas mujeres e incluso algunos de estos derrochadores de dinero no saben en que invertirlo, les entra la enfermedad y hasta de sexo cambian.

Todo luce maravillosamente hermoso, pero mientras tanto existen muchas familias que se encuentran hundidas y perdidas en la pobreza y miseria, muchas madres abandonas, niños con tristeza y desesperación en sus rostros, llorando y estirando sus manos para pedir un pedazo de pan, una tortilla o un vaso de agua.

Otras familias más no tienen en donde vivir, habitan bajo el sol, lluvia, frio, al acecho de animales de la oscuridad y de la delincuencia o vándalos quienes se aprovechan de esta situación y en muchas ocasiones estas familias humildes son violadas y asesinadas, lógicamente con sus derechos pisoteados y sin que ninguna autoridad se haga responsable de estos actos despiadados.


Parace increíble pero es una cruel realidad
Esta tarde queremos unir nuestra oración a la de tantos hermanos nuestros que sufren pobreza, hambre miseria, paro, necesidad, víctimas de la crisis y de las injusticias de nuestro mundo.

Una crisis que se extiende por todo el mundo. Crisis crónica en los países más empobrecidos y crisis financiera en nuestro país.

Sufrimos la enorme crisis económica actual y, sin embargo, nunca ha habido tanta riqueza en la tierra. No hemos sido capaces de erradicar el hambre, millones de personas son analfabetas, millones de niños sin acceso a la educación viven condenados a perpetuar la pobreza.

 
Una vez más, Jesús nos recuerda que en este gran banquete del mundo hay ricos comiendo grandes manjares, y pobres malviviendo de las migajas que caen de la mesa del rico.

Los ojos misericordiosos de nuestro Padre Dios no dejan de ver las realidades de pobreza e injusticia que atormentan y crucifican a tantos millones de seres humanos de nuestro mundo.

Todos:


Tenemos el vicio de acostumbrarnos a todo.
Ya no nos indignan la pobreza, la exclusión, el paro,
ni los millones de muertos de hambre cada año.

Nos acostumbramos, adormecemos los sentidos,
para que la realidad no nos hiera.

Lo más explosivo se hace rutina y conformismo;
la contradicción de la cruz es ya sólo
el adorno que se lleva al cuello.

Señor, tenemos la costumbre de acostumbrarnos a todo;
aun lo más hiriente se nos oxida.

Quisiéramos ver siempre las cosas por primera vez;
quisiéramos una sensibilidad no castrada,
para maravillarnos y sublevarnos.

Haznos superar la enfermedad del individualismo,
es decir, la manía de sólo pensar en mi yo.

Líbranos del miedo a lo desconocido.
El mundo no puede ir adelante
a pesar de tus hijos, sino gracias a ellos.

Jesucristo, danos una espiritualidad de amor y comunión,
de riesgo, que necesite revisión constante.

No queremos ver las cosas sólo desde mi pequeño mundo,
necesitamos salir de nuestros espacios cálidos y confortables.

Enséñanos a recordar que Tú, Jesús, siempre has roto
las coordenadas de lo previsible.

Y sobre todo, que no nos acostumbremos
a ver injusticias, sin que se encienda
en nosotros la ira y la acción.

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